viernes, 17 de abril de 2009

EL NIÑO QUE ENLOQUECIÓ DE AMOR



Es una historia que conmueve, es una historia salpicada por la tristeza, por el amor, por la ansiedad. El niño convierte a esta dama en el objeto de su vida, en su amor, en la única persona que parece que le importa, que se fija en él, que le muestra cariño.Todo marcha a las mil maravillas, mientras el niño desconoce que su adorada princesa le pertenece a Jorge.
La presencia de Jorge derriba y destruye el hermoso idilio del pequeño. El pobre no puede resistir otro rechazo, otro fracaso, no puede aceptar la pérdida de su amada.
Eduardo Barrios maneja la temática magistralmente. Nos descubre la naturaleza del alma del jovencito. Despreciado por su abuela paterna, despreciado por sus hermanos quienes se niegan a jugar con él, el acoso del colegio, pues tiene problemas escolares y la sobreprotección de la madre que lo trata como un pequeñín. Ahí están las raíces de la conducta del niño.
Barrios conoce, muy bien la psicología infantil, sabe cuales pueden ser las raíces de nuestra conducta, sabe que cosas nos pueden turbar, enfermar y enloquecer. Sabe de la debilidad de la mente humana y lo fácil que es perder el control.
Al perder a su amada, el pequeño lo pierde todo, no hay razón para vivir, no hay razón para existir, no hay razón para seguir atado a la realidad, así que el pequeño enloquece.El Autor nos mete en ese mundo de mil caminos, la locura humana, pero es un locura inocente, es la locura de un niño, es la locura de la cual a veces no podemos escapar.

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